Se juega su última oportunidad porque su fórmula presidencial ha perdido muchos puntos con respecto al FMLN y sólo un hecho realmente impactante podría cambiar el curso de los acontecimientos. Los expertos en cuestiones electorales señalan: una vez tomada una decisión difícilmente los votantes cambian de parecer.
Arena desde un principio marcó y definió su destino al seleccionar un candidato que no gozaba de la simpatía y el apoyo de la mayoría de dirigentes, fundadores y patrocinadores de este partido con características autoritarias y verticalistas. Quijano como alcalde gozó de cierta aceptación de los capitalinos; pero nunca supieron trasladar esa supuesta popularidad al resto del país.
Por el contrario, con el transcurrir de los meses esa supuesta popularidad muy arriba de los 40 puntos porcentuales comenzó a descender hasta cifras inimaginables, al grado que su rival político del FMLN en poco tiempo acortó la distancia y lo superó, tal como han demostrado las últimas encuestas hechas públicas en el mes de enero.
Las rabietas, la propaganda sucia y las patadas de ahogado no se han hecho esperar: el corrupto Quijano, dándose poses de autoridad, con semblante desencajado, promete “un país libre de maras”, ciertas empresas amenazan a sus empleados con quitarles su trabajo “si votan por el FMLN” y los testaferros y la prensa vendida hablan de “pactos del gobierno con pandilleros”.
El mismo discurso fallido de anteriores contiendas electorales, el infundir temor y terror a la población, como una última medida para “recuperar el gobierno” y continuar con sus prácticas corruptas y mafiosas. “Ya no vendrán las remesas de los Estados Unidos”, proclamaron en la campaña presidencial del 2009. “El gobierno pacta con las pandillas”, es el slogan del presente.
Así como en la campaña de hace cinco años, el pueblo salvadoreño les dirá NUNCA MAS LOS CORRUPTOS AL GOBIERNO. Los sinvergüenzas y cínicos ya no tienen espacio en la geografía nacional, se les terminó la fiesta y la parranda. Los privilegios para esa minoría insensible a las necesidades de la población, han quedado en el pasado, ya suficiente con dos siglos de explotar y vivir del sudor y la sangre de los salvadoreños.
La cita del 2 de febrero es para enterrar para siempre a los mafiosos, corruptos y narcotraficantes. La consigna de los salvadoreños es: nada de retroceder ni para tomar impulso, el pasado y la noche oscura nunca más lanzará velos sobre las cabezas de nuestra patria.
Por más campañas sucias, calumnias y mentiras que lanzan al viento, no lograrán engañar a una población consciente de sus deberes cívicos y del significado de vivir en una verdadera democracia, donde todos seamos iguales y se terminen los privilegios para unos pocos. Los niños miran ahora al futuro con esperanza, las mujeres, los hombres y los ancianos ya saben de sus responsabilidades y con alegría marchan a la conquista de un segundo gobierno de cambios y verdaderos logros para todos.
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