Vamos a nombrarlo: Alfredo Félix Cristiani Burkard (Don Freddy) ex presidente de la República y uno de los hombres más ricos del país. Para la gente de su partido, un empresario “honesto” y el que manda en ARENA. Para el resto de salvadoreños un corrupto y asesino; para los historiadores es el “presidente de la paz”; para los medios de comunicación es un cliente importante, una imagen que hay que proteger; para el sistema judicial y fiscal, su padrino, la persona que elige quién será magistrado y quién fiscal; para la justicia española el asesino intelectual, quien dio la orden de asesinar a los sacerdotes jesuitas de la UCA. Esa es la verdad.
Ni un solo medio de comunicación redacta una nota en contra de Don Freddy; tampoco las autoridades mueven un dedo por investigar ningún caso, de los cientos, en los que ha incurrido directa o por medio de familiares o amigos (figura más utilizada) para enriquecerse a costa del Estado.
En la Fiscalía General de la Republica (FGR) han desfilado fiscales, todos amigos y empleados de Don Freddy, que han destruido información y protegido los intereses de un grupo de empresarios que multiplicaron sus fortunas durante esos 20 años dorados de los gobiernos de ARENA. La Corte Suprema de Justicia es su muro de contingencia para cubrir la mentira y potenciar su riqueza y negocios.
Inicio de la fiebre del oro
En 1989 con el triunfo de Don Freddy en las elecciones presidenciales, la derecha reestructura su modelo político y empresarial para maximizar sus ganancias con las arcas del Estado. A nivel político se decide desligarse de los militares y a nivel empresarial se adopta el consenso de Washington.Había llegado el tiempo de hacer negocios con la chequera del Estado, y en eso Don Freddy fue implacable. Se rodeó de sus mejores amigos y familiares, y aseguró una estructura de negocios que produciría riquezas sin límites.
Algunos casos nunca investigados:
A su amigo Saúl Suster lo nombró presidente de ANTEL y crearon una estructura de comisiones por la adjudicación de contratos. Una de las comisiones más grandes que recibía Suster y que compartía con su amigo Freddy, provenía de ATT (empresa telefónica multinacional) con la que se firmó un contrato para que esa empresa fuera la única proveedora del servicio de llamadas internacionales a ANTEL. Por ese contrato Suster y Cristiani recibían el 5% de comisión por facturación. Toda llamada internacional que se generaba en El Salvador era enlazada a ATT y de ese cobro, 5% se depositaba en una cuenta encriptada en las Islas Caimán, difícil de rastrear para las autoridades. No es casual entonces que Don Freddy y Suster se tengan tanto aprecio, a tal punto que hasta se construyeron un par de casas en el cerro que da frente a la embajada de los Estados Unidos y tampoco es casual que sean vecinos en el lago de Coatepeque. La amistad y los negocios los une.
Es posible que nadie haya escuchado hablar de la familia Tona Giolitti (suena a familia mafiosa italiana). Pero son salvadoreños, aunque no figuran tanto en El Salvador que nos pintan los medios de comunicación. Ellos son millonarios, y ese no es problema. Quien trabaja tiene derecho a beneficiarse de su trabajo. Pero esta familia se benefició del Estado gracias a Don Freddy y las concesiones que le brindó a la empresa TERMOENCOGIBLES S.A. Pero vamos por partes: Es preciso mencionar que la familia Tona Giolitti está emparentada con la familia Cristiani. Una de las hermanas de Don Freddy está casada con Arturo Tona Giolitti y de ahí la relación familiar que nos lleva a la relación de negocios. Desde 1989 la empresa TERMOENCOGIBLES fabricante de productos plásticos recibió por parte de Don Freddy (por parte del Estado de El Salvador) miles de vales en combustibles para que la producción de la fábrica se realizara por medio de generadores a base de diesel. ¡Se imaginan! Tener una fábrica produciendo a todo vapor (diesel) sin pagar por la electricidad. ¿Quién podría competir con esta empresa si recibían el combustible gratis del Estado? Obviamente, nadie. Es normal que esta familia multiplicara su riqueza durante el gobierno de Don Freddy y también es normal que nadie investigara estos actos de corrupción. Pero la conexión Cristiani-Tona no termina en TERMOENCOGIBLES S.A. ¿Recuerdan el caso de las bodegas San Jorge y la droga que se encontró en su interior? ¿Lo recuerdan? Por ese delito fueron investigados los señores Antonio Tona y el Capitán y entonces Subdirector de la Policía Nacional Civil, Oscar Peña Duran. ¿Casualidad? ¡No! Cuando se es gobernante los negocios no son casualidades, son oportunidades. Actualmente Peña Duran presta servicios de seguridad y de inteligencia a Don Freddy.
Luego vino la privatización (robo) de la banca salvadoreña y las familias más acaudaladas mutaron sus intereses empresariales para salir de la antigua burguesía colonial, tradicional, basada en la tenencia de tierra y pasaron a apoderarse del sistema financiero. Obviamente los amigos y familiares de Don Freddy tendrían que estar al frente de esa jugosa oportunidad de negocios, que realmente fue una forma vil de multiplicar sus riquezas a costa del Estado salvadoreño. El modelo de negocio (más bien la estafa) fue simple: el Estado saneó la cuenta de los bancos para venderlos sin deudas, sin cuentas morosas, para que los nuevos dueños recibieran únicamente los activos sanos, nada de deuda. Pero no bastando con eso, el Estado financiaría a los nuevos compradores el dinero para que obtuvieran las acciones de los bancos. En pocas palabras, los ricos no tendrían que invertir un solo centavo en la compra de los bancos nacionales. Eso sí, había que superar una prohibición que ponía límites a la cantidad de acciones que podía tener una sola persona. ¡Hecha la ley! ¡Hecha la trampa! Se resolvió por medio de los “presta nombres”. Motoristas, guardaespaldas, jardineros y hasta personal del servicio doméstico, fueron los nuevos accionistas de los bancos. Con el tiempo estos prestanombres devolvieron las acciones a los verdaderos dueños, es decir a sus patrones, y entonces los bancos quedaron estructurados más o menos así:
Banco Agrícola, familia Dueñas, Baldochi
Banco Cuscatlán, familia Weil, Bahaia y Cristiani
Banco de Desarrollo, familia Salaverría
Banco Salvadoreños, familia Simán y Frech
Banco de Comercio, familia Belismelis
Fue el negocio del siglo. Sin invertir dinero, estas familias se apoderaron del sistema bancario salvadoreño.
Don Freddy se cuidó de no aparecer personalmente en la junta directiva del Banco Cuscatlán, pero se sabía, todos los empleados, clientes y empresarios, sabían que el dueño del banco era Don Freddy.
¡Qué negocio! ¿No?
Fueron tiempos dorados para los amigos, familiares y empresas de Don Freddy. El Estado de El Salvador era el cliente con chequera en blanco que hacía multiplicar la riqueza de un grupo de personas.
Droguería Santa Lucía, propiedad de Don Freddy, se convirtió en el proveedor número uno de medicamentos en el Ministerio de Salud y en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social. Más dinero llegaba a las cuentas de Don Freddy. Incluso estas dependencias del Estado se daban el lujo de comprar medicamentos que estaban vencidos en las bodegas de la droguería Santa Lucia. ¡Qué negocio! Por otra parte el ministerio de Agricultura y Ganadería compraba semillas y fertilizantes a Semillas Cristiani Burkard, otra de las empresas de Don Freddy. No había actividad que no estuviera controlada por los amigos y familiares del presidente. Así multiplicaron sus riquezas e hicieron quebrar a sus competidores. ¿Quién podría competir contra esa estructura?
En la vida personal del “presidente de la paz”, resaltó su gusto por las mujeres hermosas que desfilaron en el apartamento del último nivel del condominio las Terrazas en San Benito. Por ahí pasaron cualquier cantidad de mujeres, aunque la más famosa de todas nunca estuvo ahí. Patricia Manterolla, cantante y actriz mexicana, fue una de las tantas amantes de Don Freddy, con la que se reunía en Miami. En nombre del Estado de El Salvador se pagaron cualquier cantidad de gustos a la artista. Ese es nuestro presidente de la paz.
A pesar que la fiebre del oro se vio interrumpida con el triunfo electoral del FMLN y Mauricio Funes en las elecciones del 2009, el deseo por seguir multiplicando las riquezas continua intacto. Ya se tienen diseñados los nuevos modelos de negocio a implementarse del 2014 al 2024. Se tiene tal certeza del triunfo de Norman Quijano que ya se trabaja en la ejecución del nuevo plan privatizador de la salud, agua y la concesión de los puertos y aeropuertos (misma figura usada en los bancos), además de obligar a los agricultores a usar semillas transgénicas.
Para la elección presidencial del 2019 Don Freddy ha ungido a Ernesto Muyshondt, joven (y oscuro) empresario y yerno del ex presidente del Banco De Comercio, Gustavo Belismelis, como el candidato del partido ARENA.
Los años dorados del partido ARENA vienen de nuevo.
Interesante blog, sin embargo a mi forma de ver, dudo enormemente que ARENA gane la elecciones para 2019, claro, eso tampoco quiere decir que el FMLN haya hecho bien su trabajo, mucho menos creer que con ellos "estamos mejor", es todo lo contrario, dejan mucho que desear para el tan alarmante "cambio" que mencionaban y del cual aun siguen haciendo alarde, lo que más veo es que la gente como que ya se resigno a que de lo PEOR que tenemos en nuestra clase política o sea ARENA y FMLN, la gente para las elecciones elige lo "menos peor" ya que no queda de otra.
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