LA CAMPAÑA IRRACIONAL CONTRA EL FOMILENIO II

LA CAMPAÑA IRRACIONAL CONTRA EL FOMILENIO II

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La Corporación Reto del Milenio (MCC) aprobó la entrega de $277 millones para iniciar la segunda fase de FOMILENIO que comprendería la autopista y obras de desarrollo en la zona costera y litoral de El Salvador.

Es nada más el primer paso pues todavía falta que el Senado de Estados Unidos conozca los alcances del proyecto y las condiciones para otorgar el aval. Si el Congreso da el visto bueno, nada más faltaría la aprobación de la Asamblea Legislativa de El Salvador.


El proyecto de FOMILENIO II ha afrontado el rechazo del partido Arena, de la cúpula empresarial de la ANEP y de ciertos empresarios que proceden con una doble moral pues mientras hablan de las “bondades de un programa de desarrollo en la zona costera”, por el otro apoyan las maniobras de los políticos derechistas para hacer abortar el proyecto.

En este plan desestabilizador contra fondos y plan de desarrollo económico, social y ambiental para el país, inexplicablemente se les unen senadores y hasta funcionarios del gobierno del presidente Obama. Sin duda, la derecha fascista maneja muy bien los hilos de la reacción y de la oposición intransigente.


El senador Patrick J. Leahy pidió al gobierno salvadoreño “mejore, avance y se comprometa con mejorar los indicadores y los bajos niveles de desarrollo”, muy a tono con declaraciones de los dirigentes de la cúpula empresarial de la ANEP, claramente compartiendo agenda política con el partido Arena.

Las afirmaciones del senador Leahy fueron rápidamente rechazadas por el presidente Mauricio Funes al calificarlas como “una falta de respeto al presidente de la república y una intromisión en los asuntos internos de El Salvador”. Más claro ni el agua.

La misma embajadora de Estados Unidos en nuestro país, María Carmen Aponte ha mantenido una crítica permanente contra ciertas políticas del gobierno, sobre todo en materia de combate a la corrupción, al narcotráfico y al crimen organizado, mismos argumentos esgrimidos por el congresista norteamericano.


La oposición irracional de los altos dirigentes de Arena, patrocinadores y lacayos, entre ellos dirigentes de la cúpula empresarial de la ANEP, obedece a la campaña electoral, pues suponen que un proyecto millonario de esta naturaleza contribuirá a afianzar las posibilidades de una victoria del FMLN en las presidenciales del próximo año.

Y esa doble moral es perversa, pues los empresarios a la hora de los billetes venderán equipos, materiales y materia prima para la construcción de la moderna autopista, de los centros escolares, unidades de salud, centros de diversión, gasolineras, hoteles, restaurantes y más que se levantarán en toda la zona de desarrollo.

Los empresarios del cemento y el hierro pagarán sus cuotas a la ANEP; mientras en las reuniones privadas alentarán a la oposición al proyecto; pero venderán toda su producción para que este y el próximo gobierno concreticen la obra. Lo mismo sucederá con los comerciantes de productos eléctricos, equipos de oficina, alimentos, maderas, camiones y vehículos todo terreno.

Los capitalistas están acostumbrados a jugar en distintos terrenos, mueven las piezas según el lugar y el administrador del país. Les gusta tener “manos libres”, condiciones óptimas para invertir, es decir entre menos impuestos y regulaciones existan en “el mercado” mejor para sus negocios.

El gobierno actual de El salvador nunca les ha puesto trabas para invertir y hacer sus negocios; sin embargo, piden “reglas claras y un rumbo definido de las políticas estatales”; esto significa en buen salvadoreño, aceptar sugerencias, no cobrarles impuestos, mucho menos divulgar el nombre de empresas y propietarios evasores.


Lo gran verdad es una: los capitalistas, los oligarcas de este país, no están a gusto con este gobierno porque no fueron ellos los que lo pusieron y aprobaron su programa y su gestión de cinco años, sobre todo cuando el mandatario les advirtió que “no aceptaría presiones de ninguna naturaleza y de ningún sector político”.

Los grandes empresarios de este país estaban acostumbrados a imponer sus decisiones, a ganar licitaciones “amañadas”, a tener manos libres para exportar e importar bienes y servicios, a evadir y eludir impuestos, en fin, a administrar el Estado como su particular hacienda.

Ahora desde las sombras de la impunidad se oponen al FOMILENIO II por razones eminentemente políticas electoreras, pues no quieren un segundo gobierno del FMLN porque para ellos es “una piedra en el zapato”, no porque se opongan a las inversiones o estén contra las reglas del “mercado”, sino porque existe mayor control sobre las licitaciones, regulaciones para la venta de ciertos productos, como las medicinas y exigencias para el pago de impuestos.

Que la verdad sea para todos.

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