La arrogancia, la mentira, el cinismo y la hipocresía, siempre lo han caracterizado, en su comparecencia ante la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa no fue la excepción, el hombrecito se revolvió como babosa con sal.
El peor presidente en la historia de este país, Francisco Flores Pérez, no sólo aceptó haber recibido más de $15 millones de Taiwán, sino que nervioso, mentiroso compulsivo, y confundido, no supo explicar el destino de esos millones de dólares, no hay nombres de personas naturales ni jurídicas, registros o huellas de los mismos.
Los corruptos, como los gatos, saben esconder sus suciedades, se escudan en la impunidad, en el anonimato, en las mentiras y los pretextos. Flores Pérez, el mayor corrupto de esa mafia arenera, lo dijo públicamente: recibí en calidad personal más de $15 millones de distintos gobiernos de Taiwán, antes y durante mi mandato.
Si fue donación personal debería haber cancelado los impuestos al fisco; si la ayuda fue para el pueblo salvadoreño, el Estado o el gobierno, esos dineros debieron haber ingresado al Tesoro Nacional. En ninguno de los casos hay registro alguno. Su ex ministra de Relaciones Exteriores, María Eugenia Brizuela de Ávila, declaró ante la Comisión Especial, desconocer ese tipo de relaciones y de convenios entre gobiernos. En pocas palabras fue una bofetada al mentiroso compulsivo Flores Pérez.
Es un reo confeso, como dicen los abogados. Al aceptar haber recibido millonarias cantidades de dinero, debió de explicar sin subterfugios o pretextos en que obras o proyectos invirtió esos dineros: fue en el camino del narcotráfico, los secuestros y Las Colinas, trató de explicar; pero lejos de aclarar el affaire, introdujo más confusión como parte de una estratagema diseñada
“Mientras desvíe la atención, introduzca términos confusos y haga dudar a los miembros de la Comisión, saldrá mejor parado”, pareció ser la consigna; pero el aceptar haber recibido dinero de Taiwán y no explicar el destino del mismo, abrió el expediente para una investigación profunda y amplia para la Fiscalía General de la República, pues ahora deben llamar a declarar a funcionarios intermedios como gobernadores, alcaldes, jefes policiales y otros ministros de su gabinete.
La confusión lo enredó en su propia telaraña. ¿Dónde fueron a parar los $10 millones y unos 5 millones más? La ayuda de Taiwán para los damnificados del terremoto en Las Colinas en Santa Tecla, fueron debidamente canalizados por la Cancillería, como afirmó la Ministra Brizuela de Ávila; pero las “donaciones” recibidas por Flores Pérez, no aparecen por ningún lado y existen documentos y transacciones bancarias.
El Reporte de Operaciones Sospechosas (ROS) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es prueba más que suficiente: los cheques a nombre de Flores Pérez por $10 millones fueron entregados por la embajada de Taiwán, en Nueva York; se enviaron al Banco Cuscatlán (propiedad de Alfredo Cr istiani) a San José, Costa Rica, donde fueron endosados por Flores Pérez; de aquí al Banco Internacional de Miami, propiedad de varios empresarios salvadoreños, finalmente girados a un banco de Las Bahamas.
El fisco de los Estados Unidos se extrañó de este raro movimiento de $10 millones y envió un requerimiento a la Fiscalía General de la República de El Salvador, para investigar un posible lavado de dinero y una evasión de impuestos, pues Flores Pérez, posee una fundación (Libertad y Democracia) en Washington, dirigida por su ex ministro de Hacienda y Secretario Técnico de la Presidencia, el angelito de Juan José Daboud, hermano del activista de Arena, enquistado en la cúpula de la ANEP, Jorge Daboud.
Flores Pérez y sus secuaces también deben responder por la venta ilegal de los activos de la energía geotérmica de la CEL a la empresa italiana ENEL Green Power, por la irrisible cantidad de $100 millones, cuando los peritos nombrados por la Fiscalía General de la República, determinaron que su valor real era superior a $1,500.00 millones; además todavía están pendientes de investigación y resolución judicial el fraude de $100 millones a la economía pública en la ANDA, cometido en 2003; el tráfico de influencias y conflicto de intereses en el Ministerio de Economía, en el 2000, por 40.2 millones, siendo el titular Miguel Lacayo, todos estos escandalosos hechos de corrupción cometidos durante el gobierno de Francisco Flores Pérez.
Como se puede apreciar, no se trata de hechos aislados, sino de una práctica normal de todos los funcionarios del gobierno de Flores Pérez, lobos vestidos con piel de ovejas, ratas del mismo piñal, pícaros, corruptos y delincuentes.
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