Además, debe ser un hombre o una mujer de confianza en cuanto tiene bajo su responsabilidad conducir a su jefe o protegido, por el sendero correcto, libre de escollos, hacia la meta y los objetivos previamente establecidos.
En el caso de un candidato aspirante a la presidencia de la república, la responsabilidad y el compromiso es mayor. Uno y otro deben mostrar seguridad, capacidad y transparencia en la forma de conducirse, con antecedentes comprobados de honradez e instrucción notoria.
¿Se habrán cumplido estas normas básicas en la asesoría que recibió el candidato presidencial de Arena? Si nos remitimos a las pruebas comprobamos que no, pues los dos “asesores estrellas” del señor Quijano, tienen cuentas pendientes con la justicia. Uno de ellos está acusado de graves hechos de corrupción y el otro de haber violado a una mujer venezolana.
La Comisión Especial creada en la Asamblea Legislativa para investigar el destino de la ayuda millonaria dada por el gobierno de Taiwán para el pueblo salvadoreño, cuyo receptor directo fue el ex presidente Francisco Flores Pérez, ha concluido que se desconoce el paradero de no menos de $70 millones.
Los graves delitos imputados por la Comisión Especial a Flores Pérez, son cohecho, peculado, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, malversación de fondos, desobediencia a particulares y falso testimonio. El informe de 130 páginas ha sido ya enviado a la Fiscalía General de la República.
Flores Pérez, actualmente es prófugo legislativo pues no compareció a la citación hecha por la Comisión Especial para finiquitar la investigación preliminar, por cuanto en las dos primeras entrevistas se negó una y otra vez a proporcionar a que personas naturales o jurídicas había entregado la millonaria ayuda proporcionada por Taiwán.
El asesor estrella de Quijano aceptó haber recibido “más de $15 millones del gobierno de Taiwán”; pero mintió (bajo juramento) al expresar que esa ayuda había sido canalizada para la construcción de viviendas, a damnificados del terremoto, en pago a informantes y en investigación al narcotráfico y al crimen organizado.
Los ex funcionarios de su gobierno responsable de dirigir tales actividades declararon a la Comisión Especial que nunca recibieron ningún dinero de Flores Pérez para el cumplimiento de sus funciones. Los familiares de las víctimas del terremoto en Las Colinas también desmintieron al ex presidente de la república.
Los únicos que continúan defendiendo al corrupto y mafioso Flores Pérez son los dirigentes de Arena y el candidato perdedor Quijano. Al final, cuando los testimonios y las pruebas contundentes demostraron su culpabilidad, intentaron suavizar las críticas y la indignada reacción de los salvadoreños, suspendiéndolo (?) de sus cargos de militante.
El inoperante Quijano lo mantuvo como asesor hasta el último momento, sin duda porque todavía no había asimilado las recomendaciones y los consejos para recibir ayudas y donaciones millonarias de dinero sin dejar rastro alguno. Es decir, hechor y consentidor comparten responsabilidades.
Flores Pérez es un delincuente, corrupto, mentiroso, de acuerdo con el sentido práctico de los delitos señalados por la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa. Ha cometido un daño irreparable y de dimensiones inmensas contra la población salvadoreña, sobre todo con esa más vulnerable para quien venían destinados esos fondos.
¿Por qué razón el empeño de Quijano en defender y mantener como su asesor a semejante delincuente? Hasta los mismos fundadores de Arena se sienten ofendidos y no logran entender la tozudez de los actuales dirigentes del Coena y del mismo candidato presidencial de protegerlo y quizás hasta esconderlo.
Ya es hora de que el Fiscal General de la República, Luis Martínez, proceda conforme demanda la ley y emita orden de captura contra Flores Pérez, al menos por dos delitos todavía no prescritos como peculado y lavado de dinero. Es una exigencia no de instituciones o personas afectadas, sino de la población salvadoreña.
No existe pretexto alguno para que la Fiscalía siga postergando el debido proceso contra un delincuente confeso, sobre todo cuando existen documentos, reportes y una petición oficial del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos para investigarlo por una posible evasión de impuestos y lavado de dinero.
La hora del corrupto asesor de Quijano ha llegado, las arenas de la putrefacción se han movido y la justicia debe resplandecer en nombre de las familias más vulnerables de este país dañadas por el robo a plena luz del día de millones de dólares donados por el pueblo y gobierno de Taiwán.
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