LA OLIGARQUIA TROPIEZA DOS VECES

LA OLIGARQUIA TROPIEZA DOS VECES

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La oligarquía ha jugado mal sus papeles: el aferrarse a una campaña sucia, denigrante, de tratar de importar el dolor de un pueblo y acusar al FMLN de copiar modelos o tratar de aplicar “recetas” extrañas para desarrollar en El Salvador, es una artimaña desfasada en el tiempo y en el presente.

En la campaña de Schafik Handal dijeron que los comunistas quemarían biblias, convertirían en jabón a los ancianos, se expropiarían casas y terrenos, se adoctrinaría a los niños en las escuelas y, en fin, toda la producción en el campo y la ciudad estaría bajo la responsabilidad del gobierno.


En 2008-2009, para la campaña de Mauricio Funes se utilizó el mismo expediente, con el agregado que sería un gobierno al estilo venezolano y dirigido por el fallecido presidente Hugo Rafael Chávez. También dijeron que ya no vendrían remesas de los Estados Unidos y que nuestros compatriotas perderían sus empleos y serían expulsados.

Han transcurrido cinco años desde esos malos augurios y el gobierno ha respetado la Constitución, se mantiene el Estado de Derecho, se han fortalecido las relaciones diplomáticas, culturales y comerciales con los Estados Unidos, además de abrir consulados y embajadas en otros países ignorados por el sectarismo y odio ideológico de los regímenes areneros.


La democracia y las libertades que la oligarquía y sus testaferros pregonan son universales y no se aplican a determinado sector de la población, a un partido político o personas naturales o jurídicas. No se trata de conveniencias o valores para infundir miedo cada vez que hay elecciones, sino una forma de vida para la existencia de los ciudadanos y los países.
En 1919, cuando nuevamente se realicen elecciones presidenciales, la oligarquía y su instrumento político volverán a las andadas y repetirán las mismas melodías, ayer fue Cuba y Venezuela, en el futuro podrá ser Nicaragua, Honduras u otros países donde se provoquen disturbios para fines eleccionarios.

La oligarquía de este país es muy primitiva, estamos en el siglo XXI y todavía se resisten a salir de las cavernas, la prehistoria, el esclavismo y el feudalismo son sus referentes. En 2009 el pueblo venció la campaña del miedo y les envió un primer mensaje: necesitamos cambios sociales en el país, no queremos más gobiernos de derecha, explotadores y obedientes al capital.


No entendieron y apostaron a la corta memoria histórica de este pueblo; pero una vez más se llevaron una sorpresa: los salvadoreños más humildes ya despertaron y no comulgan con ruedas de molino, si acaso todavía tienen una reserva en la clase media y en los que hemos calificado como “los igualados”.

La oligarquía comprimida en el G-20, o sea los Poma, Murray Meza, Balzaretti Kriete, Callejas los Simán, Eserski, Dueñas, Regalado Dueñas, Altamirano, Salaverría-García Prieto, Alvares Prunera, Belismelis, Sagrera Bogle, Suster, Cristiani,etc. Nunca han intentado comprender a este pueblo, han actuado como gendarmes y capataces, han impuesto su propia ley, sus particulares cotos de caza, desde siempre han nombrados “sus presidentes” en los Órganos del Estado, cuando se les han “salido del huacal” han acudido a los golpes de Estado.

El primer gobierno del FMLN no fue de su agrado ni impuesto por ellos, de ahí su malestar y su odio permanente, no tanto por temor a los programas sociales (es más dicen que el vaso de leche y el desayuno escolar fue su idea), sino al proyecto político a largo plazo de este partido, a pesar de que sus dirigentes son claros en sus objetivos, reglas y propósitos.
La oligarquía tiene el poder económico y el sustento ideológico en los “grandes medios” de comunicación; pero también quieren el Ejecutivo pues es donde se originan los grandes negocios, se ganan licitaciones, se pueden comprar voluntades para evadir impuestos o acudir al contrabando. Muchos ejemplos de corrupción hay en los cuatro gobiernos de Arena.


No aceptan los mínimos cambios, mucho menos las pequeñas reformas fiscales, no les gusta pagar impuestos; pero sí obtener millonarias ganancias a cualquier costo. Son grupos económicos ideológicamente atrasados, le tienen hasta miedo a la piel del tigre, a pesar de contar con su cabeza.

Las tragedias se convierten en comedias, así como los dramas en farsas, no entienden los procesos históricos, mucho menos la evolución de los pueblos acostumbrados a como siempre han estado a ver las cosas desde arriba y no desde las entrañas de los desheredados, les recomendamos leer a Los condenados de la tierra, de Frank Fannon, quizás también La madre, de Máximo Gorki o si lo prefieren El poema pedagógico de Makarenko.


La breve historia de estos últimos meses se ha escrito, no le teman a la piel del tigre, mejor traten de amar a este pueblo que les ha permitido amasar cuantiosas fortunas. Dejen a un lado el odio y por primera vez en sus vidas, contribuyan a la paz, a la armonía, al desarrollo equitativo y a la justicia social.

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