EN BUSCA DE UN DIÁLOGO SINCERO

EN BUSCA DE UN DIÁLOGO SINCERO

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Son pirañas, personas sin escrúpulos. Por cinco años han atacado de forma inclemente al gobierno a punto de concluir su periodo. Se han hecho las víctimas e invertido los términos: ellos son los pobrecitos, no confrontan ni calumnian, sólo piden trabajar en paz y armonía social.

Tanto Arnoldo Jiménez, como Jorge Daboub fueron la punta de lanza de Arena para no dar tregua ni tranquilidad al primer gobierno del FMLN. Nunca quisieron incorporarse en armonía, fraternidad y sinceridad al Foro de Concertación Económica. Torpedearon toda posibilidad de diálogo y entendimiento para trabajar unidos por el desarrollo del país.

En cambio acusaron al presidente Mauricio Funes de estar “en permanente confrontación”, de “agredirlos”, jamás aceptaron sus culpas ni mucho menos su maridaje con el partido Arena, cuestión que a la larga les pasó factura, pues muchos de sus agremiados les recriminaron su conducta y otros optaron por alejarse de la ANEP.


Por eso, en el presente, es difícil creerles ese llamado “a coordinar esfuerzos para solucionar los problemas nacionales” que hacen al nuevo gobierno a quien reconocen a regañadientes pues siempre impugnaron los resultados electorales siguiendo la agenda partidaria de Arena, que utilizó toda clase de artimañas y supuestos recursos legales para desconocer el triunfo de la fórmula presidencial del FMLN.

Ahora la cúpula empresarial de la ANEP considera que “para solventar los graves problemas que afronta el país, es necesario coordinar esfuerzos al más corto plazo y al más alto nivel de decisión entre el sector productivo y el nuevo gobierno” Este es precisamente el llamado hecho desde un inicio por el presidente electo, Salvador Sánchez Cerén, quien adelantó que apoyará al sector productivo para generar nuevos agentes económicos.

No sólo eso, también llamó a un diálogo permanente para encontrar puntos en común y discutir todos los problemas nacionales y llegar a un entendimiento nacional respetando las diferencias y manteniendo la identidad de todos y cada uno de los actores. Es más, hasta ha nombrado al señor Hato Hasbún, como su representante personal para conducir el diálogo entre todos los sectores económicos, profesionales, empresariales y técnicos del país.

Las gremiales del país deben hacer un alto en el camino, reflexionar sobre el futuro del país, pues es la suma del progreso individual el que posibilita la felicidad y el desarrollo de la nación, al mismo tiempo en sus asambleas generales deben elegir para los cargos directivos a personas racionales, dispuestas al diálogo, a la concertación y a la negociación permanente para mantener un clima de armonía social con las nuevas autoridades del Ejecutivo.

Tanto los empresarios (pequeños, medianos y grandes) como el gobierno necesitan trabajar unidos y en armonía, los unos generando fuentes de trabajando, pagando sus impuestos, respetando los derechos laborales de sus empleados, brindando las prestaciones sociales debidas, y el Ejecutivo estableciendo reglas claras, administrando con transparencia los bienes del Estado, compartiendo y sometiendo a consideración cualquier disposición tributaria, así como de regulaciones en el mercado para evitar las distorsiones.


Las reglas y normas deben cumplirse de uno y otro lado. Esto lleva a la armonía y al justo entendimiento. La experiencia de los años pasados, incluyendo las últimas semanas cuando ya sabían que Arena había perdido las elecciones, no ha sido agradable y el país entero ha sido espectador silencioso de los ataques despiadados de ciertos dirigentes empresariales contra el gobierno, sobre todo contra el primer mandatario y su gabinete económico.

El gobierno por asumir el 1 de junio entrante ha declarado públicamente que se basará en la Constitución de la República, respetando el Estado de Derecho y construyendo un modelo económico y social justo a la medida de la realidad salvadoreña, es decir no importando modelos ni estilos de otros países, sino velando por las necesidades más sentidas del pueblo salvadoreño.

Los programas sociales concretados serán profundizados por el nuevo gobierno, una aspiración justa y necesaria para las familias más vulnerables del país, proyectos y programas que deben ser comprendidos, aceptados y apoyados por los grandes empresarios, pues significan oportunidades de progreso y mejor forma de vida para miles de compatriotas, además de generar oportunidades de más empleo.

Los agoreros y pitonisas del desastre debe dejar en el pasado sus reacciones viscerales y trabajar en armonía y cooperación con las nuevas autoridades. Así lo demandan los nuevos tiempos y sobre todo la voluntad del soberano expresada en las urnas electorales. Ojalá que esos deseos y felicitaciones expresadas públicamente sean sinceras y nos presagien un mejor futuro para El Salvador.

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