Los dirigentes de Arena son los títeres y defensores en el ruedo político de la insaciable oligarquía, unos y otros, se mueren en la raya y acuden a todas las maniobras posibles por mantener sus privilegios, aun a costa de “superar escollos”, así llaman a los asesinatos, a las calumnias y las campañas sucias.
Lo hemos visto en diferentes campañas electorales, no miden sus palabras ni sus acciones, cuando ven peligrar sus intereses espurios, son capaces de las peores vilezas, a monseñor Romero, lo calificaron de “comunista” y lo eliminaron físicamente, lo mismo a una decena de sacerdotes, a miles de salvadoreños de distintos estratos sociales, los jesuitas no escaparon a su furia endemoniada. No se detienen ante nadie y ante nada.
Los pueblos de Venezuela y Cuba son objeto actual de su furiosa campaña, mienten y falsifican la realidad de esos países contando con la complicidad de la “gran prensa” a su favor, no les interesa investigar ni ser veraces en la transmisión de los hechos, simplemente es una burda forma para confundir y tratar de engañar y meter miedo a la población. Desprecian la inteligencia de la población.
Antes se podía asustar con el petate del muerto, amenazar y capturar con un par de guardias o policías de Hacienda a los salvadoreños renuentes a votar por el partido de turno, fuera el Pro Patria, el PRUD o el PCN; ahora la sociedad ha evolucionado y sabe donde se ubican sus amigos y sus enemigos. La oligarquía jamás se ha preocupado por el bienestar de la población más vulnerable, nunca han invertido ni siquiera un centavo para la construcción de una unidad de salud o una escuelita. Son como el azadón, todo para adentro, nada para afuera.
Esa a la que ustedes llaman “chusma” ha madurado y ya no se le puede engañar con mentiras o propaganda sucia, una prueba de ello la dieron en las elecciones de 2009, cuando a pesar del colosal fraude, el FMLN conquistó el Ejecutivo con el presidente Funes. Lo mismo ocurrió en los pasados comicios del 2 de febrero y lo mismo será en la segunda vuelta el 9 de marzo: el triunfo de la verdad y la justicia.
Los salvadoreños se cansaron de la escandalosa corrupción de Arena, no los quieren de regreso al gobierno, lo dicen las encuestas y todos los estudios de opinión hechos hasta por las mismas firmas contratadas por la derecha recalcitrante: se les terminó su ciclo, y ustedes bien lo saben, pero se resisten a aceptar la voluntad popular. Como dicho está morirán en la última línea por defender sus privilegios.
Su mayor testaferro, Manuel Enrique Hinds insiste en compararnos con Cuba y Venezuela, por cierto como nación tenemos mucho por agradecer a esos países por su enorme solidaridad al permitir a miles de compatriotas recuperar su vista, ya quisiéramos nosotros contar con sus recursos económicos, su materia prima y todo el desarrollo alcanzado en materia educativa, en salud, turismo, agricultura e industria.
¿Cuál es el camino por rectificar? La débil democracia nuestra se consolidó con el triunfo del FMLN en 2009 y continuará por el mismo sendero de realizaciones con un segundo gobierno de la izquierda, el pueblo está votando agradecido por los programas sociales y la puesta en marcha de una profunda reforma de salud pública.
En un par de meses más también será inaugurado el más eficiente, moderno y seguro sistema de transporte público; el Aeropuerto Internacional de Comalapa y el puerto de La Unión, también serán parte integral del desarrollo de la franja costera con la segundo compacto de Fomilenio II. Estas son las grandes verdades, las que intentan ser ocultadas por los testaferros y la prensa vendida al extremismo de la derecha.
La verdad nos hará libres, es una sentencia bíblica aplicable a este momento de grandes transformaciones de nuestro pueblo. Los pícaros, corruptos, mentirosos y delincuentes, jamás prevalecerán sobre la nobleza y la dignidad de las mayorías poblacionales.
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