Para empezar debieron haber expulsado de su seno al mafioso y corrupto Francisco Flores Pérez, y a esa larga e interminable lista de “altos personeros”, ex funcionarios y dirigentes areneros que se han lucrado con dineros del pueblo por largos años. También debieron de haber pedido perdón a los salvadoreños por toda la corrupción cometida en sus cuatro gobiernos.
Nada de eso ocurrió. Simplemente se reunieron para hablar de sus “aciertos” y sus “errores”, de las pasadas elecciones, de la “remontada” (?) en la segunda vuelta. Las felicitaciones “llovieron” para el COENA, por esa “batalla memorable”. Lo dicho, son ilusos y nada de realistas. La verdadera prueba fue el 2 de febrero cuando el pueblo les infligió una apabullante derrota, una “cachimbeada” de cantina, como bien apuntó uno de sus fundadores.
Esos votos de la segunda ronda fueron obtenidos por el miedo, las amenazas a sus empleados y la compra de votos. Pregúntele a los trabajadores de la empresa Mike Mike, despedidos de su trabajo por su intolerante propietario. Antes les había quitado la canasta básica por “compartir el triunfo del FMLN”, y al final fue la supresión de sus plazas. Y podíamos constatar lo mismo en almacenes Simán, en Digicel y tantas otras “grandes” empresas.
El realismo político es otra cosa. Debieron abordarlo con madurez y criterio en esa triste y pálida encerrona; pero no, son prepotentes, autoritarios e insolentes. Hasta el día de hoy se niegan a aceptar la voluntad popular, esa expresada en las urnas electorales. Sus voceros más destacados les siguen haciendo daño, pues suponen que mintiendo y acusando de fraude a sus rivales, se ganarán la simpatía de la población.
No pueden seguir engañando y esquilmando a la población. La época esclavista y feudal ya pasó, aunque todavía la oligarquía conserva sus feudos y se resiste a abandonar las cavernas mentales.. Los salvadoreños han madurado políticamente, y hasta esos de “segunda categoría” como siempre han considerado los oligarcas a los campesinos, ya depositan su voto razonado y agradecido por los programas sociales de gran impacto iniciados por el actual gobierno.
Por su origen y naturaleza la oligarquía no puede trabajar en beneficio de las mayorías poblacionales.. Antes piensan en sus intereses de clase, en la mercancía, en hacer grandes negocios para continuar acumulando riquezas. ¿Cuántas veces han pensado en el bienestar de la población? ¿Alguna vez han invertido en clínicas y unidades de salud populares? ¿Cuántas escuelas e institutos politécnicos han construido? Los subsidios y los programas sociales significan para ellos populismo y despilfarro de fondos públicos. Nunca han sido capaces de invertir para lograr equidad y equilibrio en la sociedad salvadoreña.
Su “congreso” fue nada más un show mediático, un lavarse las manos y una tomadura de pelo a sus militantes. Sus dirigentes ahora hablan de apertura, de modernización, de una amplia consulta a las bases y de elecciones con voto secreto. ¡No nos engañemos! Si hace apenas unos días atrás el perdedor en las elecciones presidenciales se proclamó candidato para los comicios del próximo año. La única en reaccionar fue la viuda negra, pues se considera la ungida para sentarse en la silla edilicia.
Sus palabras son del diente al labio, no son sinceros, a cada paso ponen trampas caza bobos, muerden el anzuelo muchos incautos, los hilos son movidos desde lo alto por los titiriteros, los títeres de abajo bailan al son que les tocan. Sus militantes en los municipios pueden tener preferencia y elegir determinado candidato para alcalde, pero la última decisión la tienen “los organismos superiores”, como dice el señor Jorge Velado.
No quieren sorpresas, más escisiones y retiros de mandos medios y hasta de dirigentes; pero la culpa no está en otros partidos políticos, como dijeron en su “congreso”, sino en su verticalismo, en su autoritarismo y la imposición. Nunca hablaron de apertura, de consultar y de tomar en cuenta la opinión de sus militantes, eso siempre ha sido y será tabú para gente acostumbrada a dictar órdenes e imponer directrices. Caen en sus propias trampas, se olvidan del tiempo y del lugar donde las pusieron, tropiezan dos veces en la misma piedra.
Al que nace para tamal del cielo les caen las hojas. Que sigan con sus remedos de apertura, que celebren triunfos efímeros, que hagan números con base en análisis ilusorios.. La gran verdad es que nunca más retornarán al gobierno, al menos que hagan una limpieza total y a fondo y de verdad funden un partido político surgido de las entrañas del pueblo y no concebido en las mansiones de los oligarcas.
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