Sin embargo, la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, basándose en documentos serios, en testimonios de personas entrevistadas y en una copia del Reporte de Operaciones Sospechosas (ROS) emitido por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y enviado a la FGR, determinó que el mafioso de Flores Pérez, había cometido otros graves delitos como lavado de dinero, cohecho y posiblemente evasión de impuestos.
El propio Flores Pérez, reveló, bajo juramento, ante la Comisión Especial, que había recibido cheques por más de $20 millones del gobierno de Taiwán, inclusive antes de ser presidente de El Salvador. Esas donaciones estaban destinadas a beneficiar a miles de salvadoreños afectados por terremotos, inundaciones y contaminación de áreas. La ayuda jamás llegó a “los destinatarios”.
El reo confeso, Flores Pérez, con cinismo y prepotencia, dijo que esa ayuda económica la había entregado “en saquitos” a los “destinatarios”, sin precisar fechas, nombres o razones sociales, a pesar de que en su primera comparecencia ante la Comisión Especial, reveló que las cantidades millonarias sirvieron para el combate al narcotráfico, construcción de viviendas y aportes a “informantes”.
Los ex funcionarios policiales entrevistados por la Comisión Especial desmintieron al mafioso de Flores Pérez, al aclarar que “jamás recibieron dinero para informantes o lucha contra el narcotráfico”. Los titulares de vivienda y obras públicas en el gabinete del prófugo de la justicia, también rechazaron haber recibido donaciones de Taiwán para obras de mitigación o construcción de viviendas.
La misma directiva de la Colonia Las Colinas, fuertemente afectada por los terremotos de 2001, informó a la Comisión Especial que nunca recibieron ayuda del gobierno de Flores Pérez, mucho menos proveniente de Taiwán, para construir sus viviendas en otras zonas de Santa Tecla. Uno a uno, persona a persona, fueron descalificando las declaraciones del ex presidente de la república, quien ahora es el prófugo más buscado por la Interpol a nivel internacional.
La Comisión Especial, con base en un informe oficial del gobierno de Taiwán, dictaminó que el mafioso de Flores Pérez, se embolsó no menos de $70 millones, de donaciones para fines específicos como descontaminación de áreas afectadas por desastres naturales, mitigación de riesgos y para construcción de viviendas a personas afectadas por los terremotos. Es decir, los delitos tipificados por la FGR se quedan pálidos ante la verdad y contundencia de los hechos.
La pregunta que ahora surge ante tan alarmante realidad, única en los anales de la justicia salvadoreña, es quiénes están detrás de los delitos cometidos por el mafioso de Flores Pérez. A primera vista se podría señalar a altos dirigentes del partido Arena, quienes siempre han apoyado al corrupto y hasta el día de hoy lo declaran “inocente” mientras no se prueben los cargos. Una ironía y un acto de cinismo únicamente comparable a la terca apreciación de “acoso y persecución política” contra dos diputados de este partido acusados penalmente por calumnias y difamación.
Más allá de los altos dirigentes del partido Arena, en el banquillo de los acusados también deben estar “distinguidos” miembros de la oligarquía salvadoreña, esas “ilustres” personas fundadoras y financiadoras de este partido creado sobre los cadáveres de miles de salvadoreños asesinados por los Escuadrones de la Muerte.
Esos “ilustres barones” que han bendecido y rinden pleitesía a las estatuas y monumentos levantados para recordar la memoria del fundador de los Escuadrones de la Muerte, Roberto d’Aubuisson. En este país hay mucho por investigar, no sólo el magnicidio de monseñor Romero, el asesinato de los sacerdotes jesuitas o las masacres contra campesinos cometidas antes y durante el pasado conflicto militar, sino el etnocidio de 1932, cuando fueron asesinados más de 25 mil indígenas y campesinos, por orden directa de la oligarquía terrateniente.
El mafioso Flores Pérez, es nada más la punta del iceberg de graves delitos cometidos contra los bienes del Estado. Debe irse al fondo del asunto, como dicen los abogados, investigar más a fondo y deducir responsabilidades, pues es la única forma de sanar heridas y perdonar a los culpables, si así lo quieren los familiares de las víctimas inocentes.
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