TIRAN LA PIEDRA Y ESCONDEN LA MANO

TIRAN LA PIEDRA Y ESCONDEN LA MANO

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Matan el tigre y le tienen miedo al cuero, así son los distinguidos dirigentes de Arena, insultan, mienten, lanzan calumnias e injurias, y después se repliegan y se ocultan en la soledad de su desprestigio, igual como ha ocurrido con el mafioso de Francisco Flores Pérez, quien después de compartir con “los destinatarios” los millones de dólares donados por el gobierno de Taiwán, puso pies en polvorosa y se ha escondido no en fustanes sino en los lugares previamente reservados a los corruptos.

En la actualidad el prepotente y soberbio Ernesto Muyshondt, consideró que la Comisión Especial creada por la Asamblea Legislativa para estudiar el posible desafuero de los diputados Roberto D’Aubuisson y Ana Vilma de Escobar, conocida como la viuda negra, conspira contra el ambiente de diálogo que mantiene el gobierno entrante con el principal partido de oposición.

En primer lugar, la demanda contra dichos diputados ha sido presentada por el presidente Mauricio Funes, al estimar que fue difamado y calumniado públicamente al acusársele de conducir un auto deportivo Ferrari estrellado en el redondel Masferrer de esta capital. Esta misma mentira fue repetida hasta el cansancio por el vicepresidente de ideología del Arena, Ernesto Muyshondt, quien también enfrenta un proceso judicial en el Juzgado Quinto de Sentencia.


En segundo lugar, el diálogo propuesto por el nuevo gobierno no solamente es con el partido Arena, sino con miembros de la pequeña, mediana y gran empresa, además de sectores profesionales, trabajadores y organizaciones de la sociedad civil para construir una agenda de nación y hacerle frente a los grandes retos del futuro como lograr mayor inversión, fuentes de trabajo, crecimiento económico y combatir frontalmente la delincuencia común y el crimen organizado.

Muyshondt, la viuda negra y D’Aubuisson, sostienen que “existe persecución y hostigamiento político”, cuando la realidad dice otra cosa: están siendo investigados y en su momento podrían ser juzgados por difamación y calumnias. No hay retroceso democrático, por el contrario se apela y se acude a las instancias correspondientes para ventilar los casos, en los gobiernos de Arena existió impunidad, inmunidad y escandalosos casos de corrupción, la punta del iceberg, por ejemplo, es el ex presidente Francisco Flores Pérez, actualmente hay una orden de captura en su contra para ser procesado por enriquecimiento ilícito, apropiación indebida, peculado, lavado de dólares, cohecho y más.

Contrario a los alegatos de estos filibusteros y pícaros, hay pruebas suficientes que los incriminan para iniciar un antejuicio contra los diputados y un proceso judicial contra Muyshondt. La voluntad de diálogo y la construcción de una agenda nacional para enfrentar los grandes problemas del país, son totalmente ajenos a los delitos cometidos por dirigentes políticos irresponsables.

Como lo hemos señalado, tiran la piedra y esconden la mano, porque en su declaración en el Tribunal Quinto de Sentencia de San Salvador, el prepotente de Muyshondt, dio marcha atrás en sus calumnias contra el mandatario, al decir que no le constaba que el presidente Funes iba dentro del Ferrari accidentado la madrugada del 18 de febrero del año en curso. Él y sus compañeros de viaje acusaron públicamente al jefe del Ejecutivo de conducir el vehículo, además de presentar testigos falsos y hasta acusar al personal del hospital de Diagnóstico de ocultar pruebas y entorpecer las investigaciones.

El presidente Funes interpuso una demanda contra el inestable y mentiroso Muyshondt por delitos de difamación y calumnias claramente tipificados por el Código Penal y Procesal Penal. Los acusados deberán someterse al peso de la ley y de encontrarse culpables deben ir a parar con sus huesos al penal de Mariona, donde los esperan con los brazos abiertos muchos delincuentes purgando condenas por robo, asesinatos, extorsión, narcotráfico y muchos delitos más de los que tanto saben los dirigentes arenazis.


En los 20 perversos gobiernos de Arena la corrupción, el tráfico de influencias, la malversación de fondos, el enriquecimiento ilícito, la evasión de impuestos y la elusión fiscal, así como las licitaciones amañadas eran considerados como normales, nunca se investigó nada y únicamente los funcionarios que caían en desgracia por no compartir sus actos mafiosos eran purgados o castigados con penas menores. Ahora se les terminó la fiesta y los irresponsables, mentirosos y calumniadores tienen que pagar por sus fechorías.

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